domingo, 16 de septiembre de 2007

Primera manifestaciones de los obreros

In the following item we'll figure out how they struggled each other for fair concepts, which were permanently discriminated.
As workers were considered as inferior beings, and for that reason revolutionaries pacts are gonna begin so as to end the life of thousands of them

En 1906, se llevaba a cabo el gobierno de Pedro Montt, hijo del ya antes presidente Manuel Montt. Del se puede destacar una serie de hechos en los que se manifiesta una muy buena labor en su mandato, como lo son: el término del palacio
de Bellas Artes, numerosas ideas para la educación entre otras cosas. Muy bien se puede denotar de esto que no fue un mal gobierno en estos aspectos. Pero ¿Quién se preocupa del mundo obrero?, ¿Él es el que enriqueció a gran centenar de personas?, ¿No es justo que ellos pidan algo, para el buen vivir de sus familias y una mejora en sus faenas de trabajo?

Sabemos que ya en esta época se pueden denotar con gran claridad los problemas sociales, nos referimos a esto como las “consecuencias sociales, laborales e ideológicas de la industrialización…huelgas y demostraciones callejeras, tal vez choques armador entre los trabajadores y la policía o los militares, y cierta popularidad de las ideas extremistas con una consiguiente influencia sobre los dirigentes de los trabajadores” (1). Pero que entendemos por problema, en la real academia española encontramos el termino problema como: “Conjunto de hechos o circunstancias que dificultan la consecución de algún fin.”

Y a su vez social, lo encontramos como: “Perteneciente o relativo a la sociedad.” Esto nos deja claro que los obreros presentaban una gran cantidad de problemas que los convocaban a todos ellos como la sociedad en que trabajaban, para buscar una respuesta y un término a todos aquellos conflictos por los que luchaban.

En las salitreras las condiciones eran bastante precarias, las viviendas en las que tenían que habitar eran de planchas de hierro galvanizado, sin una iluminación, al no tener ventana alguna. Durante el día dentro de ellas había cerca de 40 ºC y en la noche bajaba a cerca de –15 ºC. Se aprecia a simple vista como se incuban fácilmente enfermedades, como la tuberculosis, simples resfriados que mataban a cientos de pequeños recién nacidos. La paga con fichas era el medio más fácil para el extranjero dueño de cualquier mina salitrera, para no perder tanto dinero y a la vez él disfrutar con sus ganancias. El obrero después de trabajar cerca de 10 horas diarias recibía su paga, esto dependía de cuanto habría extraído del mineral. Él ya fatigado después de una larga faena, no deseaba llegar a su vivienda y se retiraba, con sus amigos a tomar licor, por esto muchos de los mineros presentaba problemas alcohólicos.

La gran cantidad de obreros eran analfabetos esto hacía que sus jefes, y cualquier persona de mayor cargo, no los tomaran en cuenta para alguna decisión, que tuviera que llevarse a cabo, por tales hechos ellos pedía una mejor calidad de vida, para sus hijos, mujeres, madres, entre miles de personas que habitaban los pequeños lugares donde dejaban habitar a la población obreras en cada salitrera. Que era tan solo un patio, donde se juntaban cientos de rudimentarias casas, las cuales tenían una sola puerta por donde se podía ver el sol, y esta a la vez daba a una callejuela, en donde se utilizaba a la vez de patio, corral y de basural. Focos infecciosos abundaban.

Cerca del año 1903 “estalla una huelga de obreros portuarios en Valparaíso, y poco después otra de ferroviarios en el norte” (2). Esto fue uno de los primeros pasos hacia una multitudinaria huelga en el norte de Chile. Había una serie de peticiones algunas como: la eliminación del pago con fichas, la educación del obrero, una jornada laboral justa, un aumento del salario.

Esto llegó al oído de cientos de trabajadores, era el tema de comenzar una huelga, los sindicatos de obreros, prontamente decidieron unirse a esta huelga, comenzaron una por una las salitreras a ser tomadas por los huelguistas. Todos piensan que lo que piden son cosas justas y que lograran algo para terminar de tener paupérrimas condiciones de vida.

El 10 de diciembre de 1907 los huelguistas paralizan las actividades de la salitrera "San Lorenzo" y se ampliaba a otras de "Alto San Antonio" iniciando la "Huelga de los 18 peniques". Este nombre se debe a que los jornaleros pedían el pago de salarios a este tipo de cambio. La numerosa columna de huelguistas de Alto San Antonio llegaron a Iquique portando banderas de Chile, Perú, Bolivia y Argentina, alojándose en el hipódromo de este puerto.”(3)
A esto se sumaron una serie de salitreras, quedando en paro todo el comercio e industrias del norte de Chile. Esta gran multitud de trabajadores se encontraban reunidos en la plaza Manuel Montt y la Escuela Santa María.


Alojados ya en la escuela “Domingo Santa María” de Iquique pedían cosas clara, que el gobierno que se situaba en ese momento al mando del país fuera de intermediario para que negociaran con los altos mandos de las firmas de las salitreras, estos eran Ingleses. Poco a poco se fueron uniendo más y más buscando el mismo fin ya acercándose a la suma de 10.000 personas aproximadamente entre obreros, mujeres y niños que se podían apreciar, alojados en la plaza Manuel Montt y en la escuela.

Ya se cumplían cerca de 5 días que llevaban ahí y no se lograba ningún acuerdo en que quedaran conformes ambas partes. Algunos días después llegan ordenes desde la capital del país, estas eran en desalojar a los obreros y que ellos volvieran a sus faenas de trabajo. Ellos al no estar conformes, con estas decisiones de los altos mandos del país, deciden quedarse ahí, porque piensan que si vuelven a las salitreras, todo el trabajo hecho ya, para pedir cosas que de verdad eran necesarias para la vida de cualquiera de ellos y que eran justas, hubiera sido en vano, y seguirían en las mismas condiciones paupérrimas. “Tras la negativa, las autoridades declararon el Estado de Sitio y las libertades constitucionales fueron suspendidas gracias a un decreto del intendente que se hizo publicar en la prensa escrita” (4). Esto se hizo con el fin de que no hubieran desmanes, que no se establecieran reuniones. Para mantener el orden público.

Siguieron pasando los días y los obreros siguieron pensando de una forma negativa, de las soluciones que se les daban, que no era ninguna. Por esto al General Roberto Silva Renard, jefe de la división, lo encargaron de la misión de desalojar, todo lo que era la escuela Santa María. Él les señaló a todos los dirigentes que si no desalojaban el lugar abrirían fuego contra ellos. Ellos al responder nuevamente con forma negativa; fueron acribillados por un centenar de soldados. Cerca de 3600 personas yacían muertas, entre mujeres y niños.

El gobierno de Montt habrá pensado en lo que ocurriría ese día, ellos sabían de todos los problemas que ocurrían en cada una de las salitreras.

Se cabe destacar que los Ingleses al tener una monarquía distinguen mucho, entre clases sociales, muy parecido al problema que ocurrió en Estados Unidos con los negros, muchos años después. Los gerentes de las salitreras tenían lugares especiales donde pasaban el tiempo, como canchas de tenis, entre otras cosas. Cuando llego la educación a los hijos de los obreros fue muchos después que a los hijos de los altos cargos de estos lugares. Tenían profesores distintos, por lo cual se notó fuertemente una discriminación a cualquier persona que no fuera como ellos. No deberíamos discriminar a nadie por mucho que tengamos millones de dólares en una cuenta en las islas Caimán somos iguales, personas de carne y hueso, no podemos comprar el amor, la amistad, entre otros valores que cualquiera puede tener, será que la gente de más escasos recursos son lo que viven mejor, porque aunque tengan muchos más problemas sepan vivirlos con una sonrisa cada día. Fue justo el que se hayan matado a más de 3600 personas por luchar por ideales de vida, más seguros en un entorno, y no estar viviendo en la miseria pura. Nos da mucho para reflexionar este tema. Será que la violencia, el no respetar los derechos humanos sea el camino más fácil para vivir la vida.

Ignacio Bustamante H.

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Citas:

(1) La “Cuestión Social” en Chile Ideas y debates precursores (1804 – 1902)

(2) Historia de Chile Tomo 3, Soluciones Escolares

(3)http://es.wikipedia.org/wiki/Matanza_de_la_Escuela_
Santa_Mar%C3%ADa_de_Iquique

(4)http://es.wikipedia.org/wiki/Matanza_de_la_Escuela_
Santa_Mar%C3%ADa_de_Iquique

Bibliografía:

GREZ TOSO, SERGIO. La “cuestión social” en Chile. Ideas y debates percusores.

FREDES ALIAGA, CARLOS. Historia de Chile

OREEGO LUCO, AUGUSTO. La Cuestión Social

Historia de Chile, Tomo 3, Soluciones escolares.

http://www.uc.cl/historia/vinculos/2006/rolle2.pdf

http://es.wikipedia.org/wiki/Matanza_de_la_Escuela_Santa_Mar%C3%ADa_de_Iquique

http://www.rae.es/

Imágenes:

www.elmorrocotudo.cl/admin/render/noticia/1656

http://www.conmemoracioncentenario.cl/Imagenes/Galeria/pages/Escuela%20Santa%20Maria%20de%20Iquique_jpg.htm

Video:

http://www.youtube.com/watch?v=VBaq8jJ7kCY


lunes, 10 de septiembre de 2007

La influencia católica en las condiciones de trabajo entre el año 1880 y 1920


This article intends to examine the work done by Catholic institutions in relation to the development of the first housing solutions offered to the working class. Our aim is to identify the main motivations of those who formed these institutions between the late XIX and early XX centuries. Moreover, we offer and analysis of the functioning of these institutions along with the design options adopted and the related urban and social problems generated in Santiago. On this vein, we claim that the work done by Chilean Social Catholicism post Rerum Novarum (1891), triggered state involvement, expressed through the Law of Housing for Workers of 1906.



La "cuestión social" ha sido educada ampliamente desde diversos puntos de vista y en numerosos países. El penúltimo cambio de siglo es reconocido por la historiografía chilena como una etapa de profundos cambios. Los más importantes escenarios pueden encontrarse en las principales ciudades del país. La importancia que adquirió el problema de las condiciones de vida de las familias obreras y su creciente injerencia en materia política para las élites de la época, es fundamental para el estudio y entendimiento de la cuestión social en Chile.
La Iglesia Católica, y específicamente aquellos fieles que consolidaban más fanáticamente a la doctrina social de la Iglesia, sus motivaciones, obras y testimonios, son estudiados como un significativo objeto para la comprensión del problema social, y sus consecuencias para la población. Durante las últimas cuatro décadas, distintos autores utilizaron su tiempo en el estudio de estas problemáticas. La literatura que ocupa esta correspondencia entre crisis social y reacción católica, concuerda por lo general, en la existencia de una preocupación y necesidad por crear un cambio de actitud en un sector de la Iglesia Católica frente a los problemas sociales. Entre las obras más significativas destacan la de Fernando Silva y el padre Walter Hanisch, quienes entre otros aspectos plantean que la Iglesia Católica, desde su doctrina social, actuó tempranamente asumiendo esta nueva actitud caritativa y creando diversas respuestas de acción social, que buscarían tanto una concientización social sobre el problema obrero, como el mejoramiento de las condiciones físicas y morales de los grupos más pobres.
Algunas investigaciones que estudian la discusión bibliográfica en torno a la doctrina social de la Iglesia y la cuestión social entre fines del XIX y comienzos del siglo XX, dicen que existen ciertos vacíos y omisiones. En este sentido, las condiciones que generaron la cuestión social en Chile y en particular, el catolicismo chileno; la forma y los medios a través de los cuales las ideas europeas fueron incorporadas por los católicos; las consecuencias de esta Doctrina Social de la Iglesia para el país; conforman en resumen, esta área nebulosa que se cierne sobre el estudio del fenómeno a la espera de ser investigados.
El artículo que se muestra a continuación, intenta a la vez desentrañar y adentrarse en estos "asuntos que demandan conocimiento histórico". Así mismo, preguntas como ¿en qué consiste concretamente esta acción católica?, ¿quiénes son los principales fundadores de las obras que se emprenden?, ¿cuál es el impacto real de la labor de instituciones católicas en el desarrollo y/o superación de las deficiencias referidas?, ¿cuáles son sus efectos sobre el espacio y la sociedad urbana? son algunas de las reglas que se pretenden seguir para explicar el accionar de la acción católica en un campo tan importante como el de la provisión de viviendas baratas y salubres para los sectores más carentes de la población.

Durante la segunda mitad del siglo XIX, y ante la nueva valoración que los aspectos sociales empezaban a tener dentro de algunos grupos católicos, se pueden ver cómo, en su mayoría laicos católicos, causaron y dirigieron la formación de diversas instituciones de beneficencia, que tuvieron como objetivo tanto una mejoría en las condiciones físicas y morales del pueblo como la "santificación" de sus miembros. Durante la década de 1880 este proceso se aceleró, recalcándose el compromiso que la Iglesia Católica tenía frente a los graves problemas sociales que comenzaban a mostrar las principales ciudades del país, especialmente la capital. Además de la constitución de nuevas sociedades benéficas, al mismo tiempo y de manera de concentrar a los grupos beneficiarios, la Iglesia promovió y coordinó la formación de asociaciones o grupos de obreros católicos, los que se transformarían en una de las claves para el funcionamiento y desarrollo de la acción católica. La creación de La Unión Católica en 1884 sería considerada por algunos dirigentes de las iniciativas sociales, como el punto de partida de gran parte del funcionar de la Iglesia frente a la nueva realidad social.
La confirmación de la orientación social que venía desarrollando la Iglesia se produjo en 1891 con la difusión de la comisión Rerum Novarum. Esta insistía en que la base para desarrollar con éxito cualquier respuesta de la Iglesia Católica, se debía fundar principalmente sobre la caridad cristiana. Publicada y difundida en Chile por el Arzobispo Mariano Casanova, esta encíclica llamaba a los católicos a promover la formación tanto de asociaciones obreras como de clubes de beneficencia con un doble objetivo: mejorar las condiciones de vida de los obreros e impedir el avance de las ideas socialistas entre el pueblo.
Hacia las últimas décadas del siglo XIX, el funcionar de las nuevas instituciones de beneficencia se interesa decididamente por afrontar las nefastas condiciones de la habitación popular. Pese a que no era un asunto reciente, los críticos niveles que había alcanzado este problema necesitaban una inminente atención. Los problemas en la calidad de las habitaciones obreras comenzaron a ser captadas por algunos dirigentes católicos como el origen y raíz de todos los problemas sociales que afectaban al pueblo, inquietud que se mantendría y progresaría en los años siguientes.
En otras palabras, a medida que los católicos comenzaban a involucrarse en los problemas sociales, ya sea a través de obras de beneficencia, por medio de asociaciones obreras, o bien a modo analítico de la realidad social, surgieron inseguridades que motivaron la definición de nuevos objetivos o la profundización de los anteriores. La propagación de conventillos, ranchos y cuartos redondos había sido un fenómeno común al siglo XIX, siendo el conventillo la vivienda más representativa de los pobres a fines de siglo. Las deficientes condiciones higiénicas de estas viviendas, el hacinamiento, la mala calidad de las construcciones y terrenos, se habían vuelto objeto de preocupación y debate entre la clase dominante del país.
Esta situación se mantiene prácticamente inalterable en las primeras décadas del siglo XX y continúa siendo preocupación de algunos grupos católicos. El diagnóstico efectuado continúa exaltando lo dañino que son las malas condiciones higiénicas de las habitaciones populares en la salud física y moral de los pobres en la ciudad. Así lo hace notar en 1910, Juan Enrique Concha S., activo en la causa social e hijo de Melchor Concha y Toro fundador de la Institución León XIII, quien se refería al problema de la habitación popular como la gran causante de los males del pueblo.
La institución León XIII, seria la primera y más importante de las dos instituciones católicas que se transformaría posteriormente en un reconocido modelo a seguir para las demás entidades que construirían viviendas. El nombre de la fundación era un homenaje al Pontífice León XIII, por su enorme trabajo y dedicación en la solución de las cuestiones sociales.
El objeto de la fundación es construir casas para obreros y para ello destina la suma de cien mil pesos. Las casas que se construyan se arrendarán a los obreros por un precio que siempre será inferior, en igualdad de condiciones, al que pagan de ordinario. El obrero o artesano que haya pagado la pensión de arrendamiento durante cierto número de años, diez o quince, según sea el caso, se hará dueño absoluto de la propiedad que ha ocupado.
Más adelante se especificaría que no bastaba con pagar los cánones para adjudicarse la propiedad, sino que el obrero debería presentar ciertos hábitos de orden y moralidad.
La otra institución que construyó habitaciones para obreros en la década de 1890 y también fue constantemente nombrada como una fundación modelo entre aquellas que surgieron en la década siguiente, es la Institución Sofía Concha. Esta fundación benéfica tuvo como finalidad "proporcionar al pueblo habitaciones sanas y de bajo precio, destinando el producto del arrendamiento a la construcción de nuevos barrios análogos". Llegó a construir dos conjuntos de habitaciones para obreros: la población Mercedes Valdés y la Pedro Lagos. Los diferentes programas de cada población, exponía la diversa procedencia socioeconómica de las personas que atendía esta institución. Mientras que en la población Pedro Lagos, se arrendaban departamentos de una pieza y un patio por $2, en la Población Mercedes Valdés se trataba de casas que según la ubicación y tamaño podían alquilarse desde $ 20 hasta $ 40.
Como conclusión final podemos inferir que la beneficencia católica junto a la acción de otros colectivos filantrópicos fueron un aporte al desolador panorama que mostraban las condiciones de vida que soportaba en las ciudades la población de escasos recursos. Eso, mas la naciente acción del Estado, que dictaba normas e intentaba promover la construcción de viviendas higiénicas mediante incentivos tributarios, sentaron las bases para el nacimiento de la política habitacional chilena durante el siglo XX.
La relevancia que adquirieron las habitaciones obreras en la solución de los problemas sociales, motivó a diversas instituciones de la beneficencia católica a inclinar su atención y esfuerzos en pos de revertir las malas condiciones higiénicas y morales de las casas de sus obreros católicos.
Las medidas más importantes para controlar el problema de las habitaciones “malsanas” a finales del siglo XIX estuvieron dadas por aquellas acciones vinculadas a la salubridad pública. La actividad higiénica en materia de legislación asociada a las condiciones de salud de la población en general, tuvo importantes resultados en el ámbito de la vivienda popular, se intentó restringir la construcción en determinadas áreas de las ciudades y se limitaron las condiciones mínimas de habitabilidad de las viviendas. La herencia del higienismo en la formulación del marco legal de la vivienda social hacia la década de 1900 hasta 1920, fue significativa y de hecho este lapso de tiempo es llamado, dentro de la clasificación de aquellas normativas en el siglo XX, como el "período de las leyes higiénicas".
La actividad desarrollada por las sociedades de beneficencia católica, dieron a lugar la construcción de las primeras viviendas sociales en Chile, situación que empezó a finales del siglo XIX. La experiencia adquirida a partir de esas instituciones, tuvo sus reminiscencias en la creación de la política habitacional de las primeras décadas del siglo XX. Las tipologías de las unidades residenciales construidas por aquellas instituciones fue una de las características de los conjuntos de viviendas que se levantaron gracias a la ley de 1906. Ellas ayudaron a conformar una parte de la geografía social de la ciudad y del paisaje residencial.

Jorge Valdés F.
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Bibliografía

http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-146(100).htm

http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-71942005000200004

http://es.search.yahoo.com/search?p=La+influencia+cat%C3%B3lica+en+las+condiciones+de+trabajo+entre+el+a%C3%B1o+1880+y+1920&vs=es.wikipedia.org

http://www.ues.edu.sv/encuentrohistoria/memoria/sigloxx/garcia-guevara.pdf

http://www.ceil-piette.gov.ar/docpub/documentos/articulos/religion/2006relpol.doc






padre Walter Hanisch Pontífice León XIII

sábado, 1 de septiembre de 2007

Los problemas más importantes de los obreros

One of the most important troubles of the “social matter”, was the way in which workers lived. Along the whole country they suffered, day after day, the pain of a disgusting existence. The only thing that they called home was a very little room. and they had to share, this insignificant space, with four more people. Their enviroment was allways dirty, here the most destructive sicknesses germinated, and frecuently affected their health.
That was a truly horrible life.


Uno siempre tiende a querer más de lo que tiene. ¿Alguna vez han pensado que su casa o su pieza es muy chica, o el por qué debo compartirla con mi hermano o hermana? O quizás se han sentido miserables porque están resfriados y no paran de estornudar. Estas son situaciones problemáticas, pero ¿realmente son tan atroces?

Durante el período de la cuestión social eran insignificantes. “Si vos pudierais dejar por unos días los palacios y descender a los conventillos de las ciudades, a los ranchos de los inquilinos, a las viviendas de los mineros, a los campamentos de las salitreras, vuestro corazón se enternecería y vuestro rostro se enrojecería al ver la vida inhumana que llevan las tres cuartas partes de vuestros conciudadanos.”(1)

Esta etapa se caracterizó por la poca o nula seguridad que tenía el proletariado de tener una favorable calidad de vida. El obrero, que fue obligado a irse de los campos y trasladarse las zonas rurales o campamentos mineros, fue víctima de situaciones realmente terribles. El trabajador dormía en una “casa”, que solo era una pieza y, por sobre esto, él la compartía con otras personas con su misma suerte; o sufría enfermedades que mermaban su vida hasta terminar finalmente con ella. Muchos eran las complicaciones de la población ubicada en la más baja escala social.

Uno de las deficiencias en la vida del campesino (que se ha mudado, ya sea a la ciudad o a un campamento de extracción de mineral) más importantes y significativas, era acerca de su vivienda.

Con vivienda nos referimos no solo a una casa, sino a el lugar donde una persona, como el nombre dice; vive o habita. En este caso específico existían diferentes tipos de moradas, tales como campamentos y conventillos.

Los campamentos se ubicaban en las compañías de extracción minera, estaban constituidos por una sola sala donde dormir. En esta pieza una familia entera debía compartir el reducido espacio, o bien era ocupada por varios solteros. Las letrinas no eran de muy buena calidad. En algunos “departamentos”, las paredes estaban hechas de calamina, una aleación de zinc, plomo y estaño, un material que no protegía del intenso frío de la noche, pero la mayoría estaban hechas de cualquier material que se pudiese encontrar, desechos como cartón, latas, etc. Los cuales son mucho peor material de construcción.


A lo anterior se le suma la poca ventilación de las estancias, en el interior de la habitación flotaba un constante olor a encierro; ¿no encuentran desagradable ese olor tan conocido por nosotros cuando buscamos en un armario o ropero que lleva varios días cerrado? Los habitantes de los campamentos mineros sufrían esa sensación de encierro todos los días.

Asimismo, entraba poca o nada de luz en sus aposentos, lo que tenía un efecto bastante desmoralizador: después de un largo día de trabajo en la oscuridad de una caverna, sales al aire libre y te encuentras con la negrura de la noche, y, al llegar a tu “casa”, ésta está en tinieblas.

Los mineros no podían hacer gran cosa; una razón era que ya no tenía la cercanía que tenían antes con su patrón en el campo, ahora era un funcionario de una empresa, la cual no tenía convivencia alguna con sus dependientes. La otra razón era la cantidad de individuos que estaban cesantes o buscaban mejores sueldos en las compañías productoras, si el subalterno mencionaba que los términos con los cuales trabajaba eran injustos, simplemente era despedido y suplantado por otro de los obreros ya mencionados.

La horrible situación no solo atentaba a los habitantes de las salitreras, ya que el fenómeno de la cuestión social afectaba a todos. Los habitantes recién llegados a las ciudades, y en especial a la capital, buscando mejor calidad de vida, sueldos y condiciones, eran una cantidad que sobrepasaba por mucho a la capacidad de vivienda de dichas ciudades.


Los que llegaron en primer lugar no tuvieron contratiempos, pero, al aumentar el número de allegados, los arrendatarios subieron enormemente sus precios, otros utilizaron sus departamentos y casas de una forma muy particular: arrendaban cada pieza por separado, de esta forma podían vivir, al igual que en las salitreras, 3 a 8 personas en el mismo espacio, ya sean estas familias o no.

Por estas razones se crearon los conventillos. “Los conventillos nacieron y se multiplicaron como respuesta a la demanda habitacional de los sectores populares, a la falta de terrenos para levantar sus viviendas y al progresivo mayor valor del suelo”(2).


Los conventillos eran, básicamente, el conjunto de viviendas que se hicieron para albergar a tanto campesino que llegaba a la zona urbana.

Por ordenanzas políticas, se fabricaron varias viviendas, aunque éstas estaban muy pegadas unas con otras, dejando un pequeñísimo espacio que podría ser considerado como “calle”. En esta área era donde los recién llegados cocinaban y lavaban la ropa.

Como cada habitación estaba tan pegada a la otra, había en el aire un ambiente de hacinamiento y la insalubridad del lugar, por la falta de higiene, agua, servicios básicos, hacía de la zona un no muy agradable ambiente.

Asimismo, el dinero que había que pagar para poder arrendar una habitación del conventillo eran exageradamente altos.

Con los campamentos y conventillos podemos observar la poca calidad de vida de “el pueblo” (puesto que las clases sociales altas eran indiferentes a estas), vivían en lugares apretados y sin higiene. Estos dos últimos factores conllevan a otro problema: las enfermedades.

Era muy común que los habitantes de los conventillos presentaran padecimientos como el cólera, el tifus, la peste negra o bubónica y la viruela. Estas enfermedades convivían día a día con las personas.

El cólera es una enfermedad ocasionada por una bacteria que vive en lugares húmedos. Produce diarrea y vómitos.

El tifus es infectado en el cuerpo por la picadura de parásitos como las pulgas, piojos y ácaros. Produce fiebre, cefalea y escalofríos.

La peste negra es una enfermedad que puede causar la muerte y fue causa de grandes tragedias a lo largo de toda la historia. Es transmitida por pulgas y ratas de campo.

La viruela es una enfermedad grave en la que salen pequeñas manchas en el cuerpo del infectado. Muchos niños se contagiaban de esto y su única protección contra ella era la vacuna.

La gente se enfermaba porque sus lugares de vivienda no tenía ventilación y poseían poca luminaria del sol, además no existía el alcantarillado, los desechos biológicos humanos pasaban “flotando” muy cerca de las calles y caminos. El agua potable era escasa y difícil de conseguir, y a veces esta escasa agua potable se mezclaba con el agua servida. No existía el sistema de tuberías: para bañarse, si es que se bañaba, debía usar tambores llenos de agua que proporcionaban los baños públicos.

Los miembros de la comunidad, luego de enfermarse por las causas ya mencionadas, no tenían lugares donde mejorar su salud. Se infectaban en su casa con una bacteria , y lo único que podían hacer, era seguir infectándose más en el mismo entorno insalubre. No existían entes institucionales que ayudaran a combatir las dolencias, y las pocas organizaciones que ayudaban a combatirlas, no daban a vastos con tal cantidad de enfermos. A esto se le suma el rechazo que tenían la masa obrera respecto a las medicinas como las vacunas, que se suministraban en poca cantidad.

Como última enfermedad se puede recalcar una que es consecuencia de todo lo dicho anteriormente: El sentimiento de vivir en condiciones horribles y no poder hacer nada contra eso.

Los obreros que cambiaron de vida se sentían todos los días como pequeños insectos. Una mancha en la sociedad. Vivían en lugares horribles y su actividad diaria era entristecedora. Y lo peor de todo, a nadie le importaba lo que le pudiera pasarles y, al que le importaba, no era otro que, al igual que él, vivía en la miseria.

Así que la próxima vez que pienses que tu vida es decadente, piensa primero en que hubo una época, en la que el término decadencia no alcanzaba a abarcar la situación de los obreros durante la cuestión social.

Rodrigo Fuentes


Citas:




Bibliografía:

Vial Correa, Gonzalo (1981). "La cuestíon social". En: Historia de Chile (1891-1973), vol. I. Santiago. Universitaria.





Imágenes: